viernes, 23 de abril de 2010

La niña que tenía un reloj de bolsillo en lugar de corazón

Siento la espera, no es demasiado... pero aqui teneis otra pequeña historia.

Leah tenía ojos pequeños y rasgados de color avellana, a veces cuando le daba el sol incluso parecían dorados, cosa que incluso asustaba a los demás.
Parecía venida de otro planeta, con su mirada siempre perdida, mirando las nubes mientras caminaba.
Recuerdo todavía como su largo pelo castaño caía por su cara, parecía que había robado la mejor de las sedas para ponérsela de pelo y probablemente estaría en graves problemas por culpa de eso, me imaginaba que un mercader de oriente la perseguía y ella se protegía en mis brazos, por siempre.
Leah tenía un cuerpo pequeño, me recordaba a una libélula, pero a la vez se le notaba que gozaba de buena salud y comía a la perfección.
Era adicta a las fresas de nata de golosina, siempre con provisiones en su bolsillo, decía que la tranquilizaban.
De normal no hablaba demasiado exceptuando aquellos momentos en que me miraba a los ojos intentando escuchar mis pensamientos y al frustrarse por no poder me explicaba sus más profundos miedos y no había cosa en el mundo que me gustara más.
No recuerdo cuantos días compartí con ella, pero me parecieron suspiros, ni tan siquiera tengo una cuenta de cuantos meses me perteneció, 14? No puedo estar seguro. Pero no creo que sea importante realmente, porque fueron suficientes para atraerme del todo aunque jamás la comprendí del todo. Supongo que era parte de su encanto.
Un noche de verano mientras contemplábamos las estrellas y hablábamos me di cuenta de cuanto me llegaba amar, me di cuenta que hablaba totalmente enserio cuando me decía que me entregaría su vida.
Y, me entro el pánico, un miedo atroz a hacerle daño, a que su frágil corazón de cristal se rompiera en mil trozos y que nadie fuera capaz de reconstruirlo.
Tuve miedo de no corresponderla, tuve miedo que no darle todo lo que ella merecía.
Y corrí, lejos, tan lejos cuanto pudiera.

Años después la encontré sentada en un banco a la sombra de un cipres, leia los sonetos de Shakespeare, el mundo se paro, al igual que la primera vez que la vi.
Ella me miro tiernamente a los ojos y después con curiosidad como si se estuviera preguntando si me conocía, no podía creer que no se acordara de mi ni de aquel verano… la realidad era que no quería creerlo. Mis ojos se llenaron de frialdad y dolor, aunque sabia que no debería ser yo el ofendido.
La pequeña niña que una vez me perteneció aparto la mirada de mi para volver a posarla en su libro, en ese momento me di cuenta que había una mujer a su lado que miraba la escena con melancolía.
- La conoce?- me pregunto ella.
- Si, pero al parecer no fui tan importante para ella como para que me recordara.
- No se moleste, señor, no puede recordar a nadie… levemente recuerda cual fue su mejor amiga.
- No podía entender lo que aquella mujer me decía, no sabia que quería decir aquellas palabras.
- Vera… Leah sufrió una gran perdida, según me han contado, estuvo años y años sin hablar con nadie, casi sin comer, andaba de un lugar a otro como si nada en el mundo importara, su corazón estaba muy enfermo, muchas veces se le paraba durante unos segundos, cuando eso pasaba todo el mundo creía que morirá pero siempre volvía a latir con menos fuerza, hace unos meses fue sometida a un trasplante de corazón, en su lugar lleva un reloj de bolsillo antiguo que hace las veces de corazón.
- Pero… como es posible?- pregunte, sin dar abasto a lo que escuchaba.
- Ella se negaba a ello, pero su madre dijo que no podía vivir sin ella, y aquí esta…viva, pero sin recuerdo alguno de su vida anterior y sin poder sentir ningún tipo de sentimiento hacia ninguna otra persona.
Volví a mirar a la chica de cabellos de seda, parecía totalmente normal, pero recordaba más a un autómata sin vida. Y aquello lo había propiciado yo, nadie más.

2 comentarios:

  1. aix cuanto sentimiento juntoo! *__________*

    I love your writings Gina! you know!

    y ... si molas Gina, molas!!

    ResponderEliminar
  2. Por cierto, ¿tienes algo que ver con Onirik? Tenéis en común el bien hacer y la desaparición de vuestros respectivos Blogs. Lástima.

    ResponderEliminar